miércoles, agosto 29, 2012

¡Te extraño tanto!


Me acuerdo perfecto el día que llegaste a casa: venías en el asiento de copiloto, con cara de expectación y una curiosidad insaciable. Ya te esperaba. Antes me habían dicho que llevabas ya varias vueltas porque no podían contigo en ningún lado así que al tercer rechazo, se acordaron que yo dije que te recibiría y ahí estabas: con tus enormes pestañas enmarcando tus vivaces ojos que iban descubriéndonos. Fue amor a primera vista.

Tenía todo para ti: Una comida que pensé que te gustaría y lo básico para tu cuidado. ¡Y eso que había dicho que sí apenas un par de horas antes! El susodicho no pensó que fuera buena idea adoptarte pero tú y tu carisma se encargaron de cambiar su opinión. Fuiste su primer perro. 

Aprendiste rápido las normas de convivencia y nunca fuiste tan mal portado como decían. ¡Eras un cachorro! ¿Qué esperaban, un muñeco de peluche que nunca se mueve? Fuiste, veniste, viajaste e hiciste de todo con nosotros. ¡Hasta adoptaste una gata! Sí, era TU gata. Tú la buscaste y la trajiste a casa e incluso la protegías y te soplabas los periodicazos dirigidos a ella por malportada. También le cedías tu cama, tu comida, tu espacio en el sillón, jugabas luchitas, la arrastrabas por toda la casa cuando sus garras se le atoraban en tus orejas y soportabas que te odiara dos o tres días siempre que te mandábamos a la estética. La amabas y ella a ti. Todos sentimos que se fuera pero ésa costumbre de darse a la fuga y traer gatos ajenos no ayudaba.

Maquetos
¡Nos diste tanto! Y no sólo a nosotros. Recuerdo cuando te llevaron al rancho y te encargaste de sacar a todos los conejos de su jaula y andaban tras de ti como si fueras su mamá. Le caíste tan bien a la familia que ya no te querían devolver y hasta ofrecieron pagar por ti. ¡Como si hubieras estado en venta! No, no. A la primera oportunidad fuimos por ti, no fuera a ser que te secuestraran.

Y entonces, llegó tu compañera de casi toda la vida. Era una bolita de pelos con un sweater vino y un peluche como compañía… compañía que no duró completa ni un mes antes de que entre los dos lo deshicieran a jalones y mordiscos. 10 años estuvo contigo, siguiéndote. Tan fielmente que cuando ya no estás no sabe gobernarse sola y te busca todavía. Como yo.

Tuviste una buena vida, creo. Casi 13 años en salud y enfermedad, incluso cuando te escapaste y luego de buscarte un día entero pensábamos que no te veríamos más. Regresaste fregado pero completo, ¡con todo y tu collar y placa! aunque el chasis te quedó un poco chueco desde entonces. Eso sí, jamás se te ocurrió volverte a dar a la fuga después de ésa experiencia.

Siempre fuiste amable y paciente con la multitud de residentes temporales en casa. Lo mismo te hacías amigo de un cachorro que de un perro enorme y fuiste de ayuda cuando alguno se quería poner rudo. ¡Eras un gran perro! Tan inteligente que venías cuando te daba la gana y no cuándo te llamábamos. Tan único que a pesar de que han pasado los días no dejo de pensarte y extrañarte… de llorar cuando analizo que te he perdido.

La peque te hacía enojar mucho y aún así toooodas las noches te metías en su cama y la defendías a capa y espada. Recuerdo lo panchero que eras cuando fingía que te rociaba con algo y no parabas de estornudar en un buen rato.

Extraño tus coletazos, tus lamidas en las manos, tu ladridos tan específicos de “¡Alguien hágame caso!” o “No jueguen pesado porque me van a conocer”, tu dieta selectiva (nada viscoso, nada de consistencia extraña), tus pocas ganas de salir al baño cuando hacía frío, tu negativa permanente a mojarte, ensuciarte o asolearte, tus ganas de hacernos sentir mejor cuando estábamos tristes.

Te fuiste mirándome a los ojos, tu mirada me decía “Estaré mejor” pero nuestros corazones no querían dejarnos ir… Sin embargo sé que ya no sufres, que nada te duele ni te atormenta.

Te queremos y te extrañamos, Mac.




miércoles, febrero 15, 2012

Accidentes en Boulevard Aeropuerto de Toluca.

No es para nadie un secreto que la gente en Toluca maneja muy mal. Y no sólo lo digo yo, lo dice todo aquél que sufre el infortunio de ponerse tras el volante en ésta ciudad y los accidentes que he visto desde que vivo aquí que han sido muchos más de los que ví en el DF en toda mi dicharachera vida. Y es que no sólo les falta precaución, ¡también conducen como demonios! Aclarado ése punto, prosigo.

La semana pasada debo haber roto alguna especie de récord pues como estuvo lloviendo me tocaron accidentes todos los días ¡dos veces al día! en Boulevard Aeropuerto. Uno de ida, uno de vuelta. Sin falta. En le mejor de los casos, golpes por alcance en alguna curva entre dos o 3 vehículos. Otros, con gente herida y hasta fallecidos.  Me pregunto ¿Pero qué necesidad? Como dijera JuanGa.

El asfalto mojado, aunado al exceso de velocidad, la no precaución y la falta de pericia provocan que todo el boulevard esté plagado de cruces en recuerdo de ciclistas que perecieron bajo las llantas de un tráiler por no voltear antes de rebasar, automovilistas que salieron volando del auto por no usar cinturón de seguridad o algún ingenuo peatón que por ahorrarse una caminata perdió la vida. Nuevamente, ¿Pero qué necesidad?

En 10 años que llevo pasando por ahí prácticamente a diario, me he percatado también de que los antes numerosos arboles que flanqueaban el camellón han venido a menos pues particularmente cada fin de semana los automovilistas se llevan algunos. En algunos casos los árboles frenan a los autos en su loca carrera, otras tantas simplemente no contienen la fuerza del impacto y terminan derribados por completo.

De verdad no sé qué necesitamos para comprender que nos ponemos en riesgo innecesariamente y lo que es peor, ponemos en riesgo a otros sólo por el hecho de salir con prisa, no respetar señalamientos y un grandísimo exceso de confianza.

Piénsalo y reacciona. Ojalá no seas tú la causa de la siguiente cruz que aparezca en el boulevard.

jueves, enero 12, 2012

Mi historia de terror con el Buró de Crédito


Hace unos 3 años se me ocurrió revisar mi historial crediticio en el Buró de Crédito pues según yo, mi historial como pagadora sería impecable pues jamás me había atrasado en algún pago y mucho menos dejar de pagar. Antes de eso, se me ocurrió solicitar una tarjeta de crédito de cierta tienda departamental que es parte de tu vida. Imagina mi estupefacción cuando ví que en mi reporte había muchos créditos sin pagar… pero mi nombre no aparecía igual. Obviamente, la tienda declinó mi solicitud “por mal buró” y ahí empezó la primera aclaración con Buró de Crédito.
 
Mi solicitud fue que borraran los créditos que no eran míos, posteriormente que corrigieran mi nombre y dirección ya que yo nunca he vivido en Chihuahua. Para esto, adjunté toda la información pertinente y esperé pacientemente alrededor de un mes para el veredicto del Buró: borraron algunos créditos pero otros no ¡porque eran míos! Eso según las entidades bancarias. Las direcciones de Chihuahua desaparecieron y mi nombre fue corregido… al menos por un tiempo.

Nuevamente al paso de más o menos un año solicito amplíen mi línea de crédito en una tarjeta de crédito con la que llevo ya varios años y que es la que uso cuando viajo pero ¡sorpresa! La solicitud fue declinada porque nuevamente la señorita que supuestamente se llama como yo tenía otras deuditas sin pagar. Ahora en una tienda de pagos chiquitos, abonos eternos y con una compañía telefónica.

Una nueva aclaración con Buró de Crédito en la que involucro a CONDUSEF y les expongo que es creíble que alguien se llame igual que yo (que no idéntico, ésa mujer tiene un segundo nombre y yo no), pero ¿Qué haya nacido el mismo día para que coincidan los RFCs??? Suena por lo menos extraño, sin embargo Buró de Crédito insiste en que somos la misma persona.

Citas con CONDUSEF de por medio, Buró de Crédito acepta borrar los registros que no son míos una vez más, corregir mi nombre y direcciones. Ilusa, supuse que ahí se acababa la historia con Buró de Crédito.

Al paso del tiempo, solicito una nueva tarjeta de crédito la cual me es negada porque nuevamente, sí, por tercera vez, Buró de Crédito decidió que la fulana chihuahuense que se llama parecido a mí y yo somos la misma persona. Nuevamente documentos de identidad, estados de cuenta y demás van y vienen. Al cabo de otro mes Buró de Crédito decide, sí, una vez más, separar mi registro del de la otra señorita. ¡Y todavía tienen el cinismo de ofrecerme el servicio de alertas “para que en cuanto vuelva a suceder usted lo detecte enseguida”! Ni loca les daría dinero por enterarme al segundo que VUELVEN A REGARLA CON MI INFORMACIÓN. No, gracias. Sin embargo, no han pasado ni 6 meses desde la última aclaración y ya una compañía de telefonía me negó la posibilidad de contratar un plan con ellos por mi “mal historial crediticio” así que asumo que nuevamente Buró de Crédito confundió ambas personalidades pero no estoy dispuesta a pagarles por enterarme antes de que haya pasado un año desde la última consulta.


No les ha quedado claro luego de 3 aclaraciones, creo. Y sinceramente, ya me cansé de perder mi tiempo con ellos. ¡Que hagan lo que quieran con sus reportes!

lunes, junio 13, 2011

Mujeres vs hombres.

No sé cuál es el objeto pero siempre ha existido la llamada "Guerra de los Sexos" y seguirá existiendo por muchos años mientras no cambiemos de conciencia.

A los hombres los igualamos con animalitos que actuán por mero instinto pues se asume que una mujer vestida de manera provocativa ¡a fuerza tiene que ser violentada! Pues claro, "¡si ellas se lo buscan, ¿cómo se visten así?!" dirán muchos. Yo he caminado en la calle en pants o con unos jeans guangos y con falda larga y ni así te salvas de ser objeto de vulgaridades. ¿Los hombres entonces quedan reducidos a animales irracionales por no poder controlar sus instintos básicos? No lo creo. Sin embargo, lo asumimos y lo aceptamos.

Existe también ése dicho de "Mujer al volante, peligro constante" por la fama de las mujeres de manejar mal. Y no niego que en el sexo femenino eso del pensamiento espacial no se nos da. Pero como hay mujeres que manejan mal, existen también hombres que no saben ni para qué sirven ésas lucecitas llamadas direccionales o que ni por error le han dado una leída al reglamento de tránsito y no, cuando nos topamos con éstos entes no nos oirán decir: "¡¡Hombre tenía que ser!!".

Los hombres tampoco tienen ésa cualidad tan femenina de ser multifuncional: podemos darle la mamila al bebé mientras supervisamos que el hermano mayor coma y al mismo tiempo recogemos la cocina y hablamos por teléfono con la comadre. O atendemos a un cliente en la línea mientras respondemos un correo electrónico.

Reconozcámoslo: Hombres y mujeres somos muy distintos y la igualdad entre sexos es un argumento desgastado que se nos quedó desde la liberación femenina. No somos iguales, ni lo seremos nunca y ningún sexo es mejor o peor; simplemente ¡somos diferentes!

jueves, junio 09, 2011

La insoportable falsedad del ser.

En mi mentecilla llena de elucubraciones salió a la luz el tema de la gente que gusta de fingir ser lo que no es. ¿Y por qué? Pues porque por error o azar me enteré de que cierta persona a la que siempre consideré homosexual (parece tengo radar) resultó casado y hasta hijos procreó. Oh, big mistake! Vamos, estamos viviendo tiempos diferentes y en algunos estados hasta es legal el matrimonio entre personas del miso sexo. ¿Qué necesidad de engañar a una persona haciéndole creer que le amas? Pero lo peor no es eso. Lo más triste es que ahora hay más involucrados en el asunto que seguro llegarán a una edad en la que se harán preguntas (probablemente muchas que no tendrán respuesta) y atarán cabos respecto a su padre.

Y al igual que éste señor hay quienes finjen una orientación sexual, un nivel de vida o incluso una personalidad que no poseen para impresionar a alguien o lograr otros fines. ¿Hasta dónde es válido jugar con los sentimientos de otros? Y hay quienes viven así toda su vida.....

miércoles, mayo 04, 2011

Sobre la congruencia.

No presumo de ser perfecta porque obvio, la cagaría en muchos sentidos. No soy una súper mujer ni me considero la mamá o la esposa ideal pues continuamente cometo errores que a veces otros tienen que pagar, incluso a nivel laboral. Lo acepto y asumo como parte de la vida.

No pretendo tampoco que cuando emito una opinión el mundo entero tenga que estar de acuerdo conmigo porque las cosas no funcionan así. ¿Se imaginan si todos estuviéramos de acuerdo y pensáramos igual? La verdad el mundo (y la existencia) serían aburridísimos. Se nos acabarían los temas de conversación y ésas noches sentados discutiendo argumentos frente a una taza de café.

En mi defensa puedo decir que intento ser congruente entre lo que digo y lo que hago aunque para algunos parecerá ilógico. Ya me lo reclamarán cuando muera.

jueves, marzo 31, 2011

Historia real de discriminación contra la mujer.

Luisa tenía 23 años cuando se gradúo de la carrera de arquitectura en una de las universidades más importantes de México.

Fue reconocida como una de las mejores estudiantes de su generación, obteniendo mención honorífica y varios reconocimientos por las actividades extracurriculares que realizó a lo largo de su carrera. Se sentía segura de que el mundo profesional la recibiría con los brazos abiertos al graduarse. Tenía la juventud y el talento para triunfar.

En la primera entrevista de trabajo se enfrentó con que la realidad era muy diferente. Envío su currículo a una reconocida empresa regiomontana, para participar en el proyecto del diseño de un parque de diversiones. Se emocionó cuando supo que su entrevistador sería uno de los dueños; eso parecía una buena señal.

Al llegar, el hombre se comportó con frialdad y después de preguntarle acerca de su promedio escolar, sus experiencias laborales y demás datos le dijo:

-¿Sabías que las mujeres, sobre todo las recién graduadas, son muy inestables?
Luisa se sorprendió por esa pregunta totalmente inesperada y no supo realmente qué contestar.
-No- dijo, totalmente contrariada.
-Pues sí, en realidad las mujeres no toman en serio el trabajo- agregó el hombre, mientras se acomodaba la corbata- sólo piensan en casarse y cuando al final lo logran te dejan el puesto así como si nada.
-Que una mujer quiera formar una familia no significa que no le importe su trabajo. Se pueden hacer ambas cosas- defendió Luisa, ya bastante indignada.
-Por eso yo prefiero contratar hombres- expresó el accionista, como si no hubiera escuchado lo que la joven había dicho- ellos sí son leales y responsables. Sobre todo si son padres de familia, se comprometen totalmente con el trabajo. Por cierto ¿tienes novio?
¿Qué se supone que debo contestar?, pensó Luisa. Lo dudó un momento y finalmente, dijo con firmeza.
-Sí y también tengo una preparación universitaria, el reconocimiento de mis maestros y muchas ganas de trabajar.
Luisa se armó del todo el valor que tenía y agregó:
-Agradezco mucho su tiempo, pero ya no estoy interesada en la vacante, con su permiso- y salió disparada de la oficina.
¿Hizo bien?

Cuando les contó a sus amigas lo que había pasado, hubo varias opiniones. Su mejor amiga la apoyó totalmente. ¿Para qué quieres trabajar en un lugar en el que el dueño piensa eso de las mujeres?, le decía. Mejor que te lo ahorraste. Pero otra amiga, le confesó, un tanto entristecida:

-Es que así es, Luisa. Todavía hay mucho machismo en el campo profesional. No hay de otra más que aguantarse y aprender a tolerarlos. Porque si sigues poniéndote así ¿dónde vas a conseguir trabajo?
Fue entonces que Karla, la más joven de sus amigas, le dijo:
-Deberías demandarlo.
-Ni al caso- dijeron las otras.
-Claro que sí- insistió la primera- la discriminación contra la mujer está penada por la ley. Nos protege la constitución, derechos humanos y un montón de organizaciones no gubernamentales que se especializan en la defensa de los derechos de la mujer.
-Pero, ¿para qué, si no hacen nada?
-Las que no hacemos nada somos nosotras- señaló Luisa. Mientras sigamos aguantándonos este tipo de cosas, los hombres y el mundo no va a cambiar. Es lo mismo que sucede con las mujeres que son maltratadas por sus esposos y novios: se callan, se aguantan.
Segura de sí misma, fuerte y decidida, Luisa concluyó:
-El valiente vive hasta que el cobarde quiere, y nosotras, ya no somos cobardes.

¿Cuántas se animan a denunciar?

martes, marzo 15, 2011

The new me.

Es curioso cómo pasa el tiempo y nuestra percepción de las cosas va cambiando. Yo no me definiría como amante de la tecnología y sin embargo, estoy pasando una etapa de abstinencia ¡con todo y síntomas!

Resulta que en la oficina a alguien se le ocurrió que si visitábamos ciertas páginas dejábamos de ser productivos y bloquearon los accesos de tal suerte que ya no podemos ni checar el correo personal. Ya no digamos visitar redes sociales o hacer búsquedas específicas porque tampoco hay mucha chance pues la gran mayoría de las páginas aparecerán bloqueadas.

Mal signo porque a pesar de nuestras escapadas informáticas, creo que todos cumplíamos en tiempo y forma con nuestras obligaciones laborales (y si no, ¿pues qué necesidad de mantener zánganos? La puerta mide 2.10 x 1.20, ¡caben de cucú y de frente!) y el acceso a ciertas páginas era un entretenimiento "plus". Al menos yo lo usaba cuando sentía que la cabeza me estallaba y luego regresaba a mis actividades habituales.

En fin, no sé porqué aún hay gente que cree firmemente en que las "horas nalga" que se hacen en la oficina tienen algún beneficio... ¡Y me compraré un smartphone para estar conectada todo el tiempo! Yo no fui, ellos me obligaron.

sábado, febrero 19, 2011

Tengo que confesarlo: me cagan las peregrinaciones. Digo, cada quién es libre de profesar la creencia de su elección pero ¿por qué joder a los demás con mi fanatismo? Yo jamás he obligado a mis vecinos a soplarse un concierto de Queen a volumen altísimo y con el subwoofer sólo porque son mi delirio. Igual que me cagan las peregrinaciones, me cagan los cohetes. Aparte de ser molestos (porque claro, la fiesta empieza desde la madrugada) me parecen una tonta manera de quemar el dinero (literal) y un peligro para las personas….. Bueno, creo que lo que me molesta en sí es que la gente se atarugue en nombre de la religión porque también me choca que toquen a mi puerta un sábado a las 8 de la mañana para quererme vender su versión personal de un Dios que manejan como de mucho amor pero que si uno lee el librito ése resulta que es vengativo, egoista y ojeis con sus hijos. ¡Y ni mencionar a sus hijas! A ellas sí las trata con el mismo valor de un animalito.

El caso es que parece que las peregrinaciones pierden su efecto si los fulanitos ésos se van en fila india o por la banqueta. Dios, la virgencita o el santo de su preferencia les piden de manera enfática que circulen en bola por los carriles centrales de las vías dónde más estorben. Y creo que también les pide que dejen sus trabajos, familias y obligaciones por una semana al año, ¿verdad? Porque tardan varios días en ir y venir y encima, se deben recuperar.

Son bien curiosos los pedidos de los santificados: cuando no les piden que hagan fiestones en los que se gasten lo que no tienen y beban hasta embrutecerse, les piden hacer esfuerzos y sacrificios que alguien que te ama ciertamente no te pediría porque no querría verte sufrir de tal modo. Pero el amor de ésos seres es raro, me cae. Quieren mucho a los pobres y éstos en retorno más a pesar de todas sus peticiones simplemente no progresan. ¿Por qué será?

En fin, no me hagan mucho caso. Estoy sólo divagando sobre lo extraño que me parecen algunas religiones, que por cierto, tienen a la gente sumida en la alegre ignorancia. Bien decía Marx que “las religiones son el opio de los pueblos” y eso que no soy comunista.

‘Ora sí, ¡vengan las piedras!

viernes, febrero 11, 2011

Más felices, menos quejosos.

En la vida todos tenemos dos opciones: O tratamos de pasarla bien y sorteamos las dificultades o nos hacemos las cosas más difíciles con una mala actitud. Yo prefiero la primera opción, por salud mental.

No niego que me quejo, y a veces de cosas por las que no debería, pero tiendo más a dar gracias por las múltiples bendiciones con las que vivo. ¿Cómo cuáles? Por principio de cuentas mi familia tiene salud, alimento, techo y cariño. Mis hijos no padecen alguna discapacidad y aunque a veces desearía que dieran menos lata me alegra ver que no paran. Primera y gran bendición.

Otra palomita en mi existencia es mi pareja: Si bien no es perfecto (¿Y quién sí?) me complementa en muchísimos sentidos, me apoya, me soporta, me divierte y se sumerge continuamente en mis múltiples locuras y aventuras. Si no estuviera a mi lado honestamente no sé qué sería de mi vida pues cuando él apareció me dio la calma y estabilidad que necesitaba. Han sido 12 años de subidas y bajadas pero más cuesta arriba que cuesta abajo y eso no tengo cómo agradecérselo… bueno, sí, pero eso es privado. ;-p

La otra cosa que agradezco es mi familia en general: loca como una cabra pero amorosa y siempre dispuesta.

Esto no es una invitación a no quejarse ni pretende ser un mensaje motivador, simplemente es un llamado para que disfrutes de lo mucho bueno que tienes en tu vida sin importar que haya tropiezos. Estos son un pretexto para levantarnos con más bríos.

lunes, enero 17, 2011


He aquí el motivo de mis desvelos durante los últimos... 10 meses. Se los presumo orgullosa.

lunes, julio 26, 2010

Una nueva etapa.

Hace no mucho tiempo aquí mismo vociferaba que no quería tener más hijos. Luego la vida me cambió y pudimos empezar a planear la llegada de otro pollito a la familia. Y cuando ése polluelo llegó y nos alegró aún más la existencia, quisimos agregar un miembro más a la familia para que crecieran juntos.

Faltan unas 20 semanas para que llegue otro baby-peanut a completar nuestra felicidad. Seré mamá de 3 pollitos y me siento tan... extraña. Renovada, agotada, pero feliz y radiante planeando el futuro para dos pequeños y sus padres que los verán crecer, siempre babeando por sus logros.

Me sentí rara comprando un par de camas gemelas con forma de tren pero al ver que a Chivis se le iluminaba la carita sólo de verlas, me encantó la idea. Ya estoy imaginando a qué escuela irán, cómo será nuestra vida cuando les dedique más tiempo y todo lo que haremos juntos y me pregunto ¿porqué no lo hicimos antes? Pero no ha habido tiempo perdido pues en el ínter aprendí mucho sobre mí misma, sobre el hecho de ser madre y todo lo que conlleva.

Hoy les comparto mi alegría por la espera. ¿Que si me siento la mamá de los pollitos? Por supuesto que no, ¡YO SOY LA MAMÁ DE LOS POLLITOS!