Cada día, los mexicanos despertamos con un alud de malas noticias que evidencían la podredumbre de nuestra sociedad. Accidentes a causa de gente irresponsable o corrupta, muestras de que la ley no se aplica por igual a pobres que a ricos y grandes beneficios para los poderosos del país mientras los ciudadanos a pie, los que damos fuerza a nuestro México, cada vez estamos peor: expuestos a la delincuencia, pagando más impuestos, con menos ingresos y siempre temerosos. Sin embargo, en diversas encuestas aparecemos como uno de los pueblos más felices. ¿Y somos felices o nos gusta la cultura de la simulación? ¿Somos felices o somos conformistas?
Existen en la memoria colectiva frases famosas: “Es un compló”, “Coopelas o cuello”, “La crisis será sólo un catarrito”, “Denme por muerto”, "estaba convaleciendo de un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente diálogos o cuestionamientos", “defenderé el peso como un perro” y un sinfín más que tan sólo son muestra de que tenemos memoria de corto plazo y olvidamos las culpas a pagar.
Existen en la memoria colectiva frases famosas: “Es un compló”, “Coopelas o cuello”, “La crisis será sólo un catarrito”, “Denme por muerto”, "estaba convaleciendo de un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente diálogos o cuestionamientos", “defenderé el peso como un perro” y un sinfín más que tan sólo son muestra de que tenemos memoria de corto plazo y olvidamos las culpas a pagar.
Yo en verdad tengo la esperanza de que así como exigimos nos pongamos a cumplir con nuestras obligaciones y les metamos un calambre a la clase en el poder. No quiero que sigamos “jodidos pero contentos”, que hoy por hoy, parece ser nuestra definición por excelencia.
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