¿El fin de la Inocencia?

Este mundo está loco. Recibo un mensaje de la Sra. Roselyn, viuda millonaria desde hace algún tiempo y a la que su perversa familia no permite donar la cuantiosa fortuna de su marido a obras de beneficencia. Como ella es tan buena, ¡me lo va a donar a mí!!! Bueno, una parte, si le ayudo a sacar la lana de Costa de Marfil. Easy money, dirán algunos. Lo malo es que no me siento tan inocente como para “ayudarla”.

¿Perdí la inocencia, soy tonta, calculadora o simplemente uso la materia gris? No lo sé y parece que ni lo uno ni lo otro. Y es que a veces algunas personas sienten que se pueden aprovechar de mí, aunque yo perfectamente sé de antemano que mi ayuda no va a tener buen fin y que es en vano el esfuerzo, pero no puedo evitarlo pues quisiera operar una verdadera diferencia en sus vidas. Me gusta pensar que luego de nuestra plática les cae el veinte y se disponen a cambiar ésa piedrita en el zapato que les impide disfrutar su efímera existencia. Pero no. Parece que a los humanos nos gusta lamer nuestras heridas y llevar el palo para que nos aporreen nuestros enemigos. No nos importa el bien común sino el beneficio propio y sólo eso nos esforzamos por conseguir.

Me parece que el México como el que vivimos en el temblor del '85 quedó muy lejos y ésa sociedad que se echaba la mano mutuamente no existe más. ¿Qué nos pasó en el camino? ¿Sólo reaccionamos ante la desgracia?

Mi México, ése del que estaba orgullosa, parece que ya no existe y se ha resquebrajado como terrón bajo el agua. ¿De verdad somos tan pocos los que deseamos que salga adelante?