viernes, diciembre 26, 2008

Acerca del martir-monio.

Hay días en los que despierto y lo primero que veo (aparte del despertador) es al dueño de mis quincenas y pienso que soy afortunada por tener a mi lado a un hombre como él. ¿Porque afortunada? Porque aparte de sus múltiples virtudes, me encanta que no sea el clásico 'macho' y que se apunte para ayudar, hacerse cargo de los hijos, que acepte mis locuras, que compartamos algunos gustos pero sobretodo y de manera especial, ¡que ayude con los quehaceres de casa! No sé si se imaginan el enorme placer que implica entrar a casa y encontrar todo limpio y en orden cuando ya te habías mentalizado que probablemente pasarías un día entero limpiando.

Constantemente miro a mi alrededor y observo los matrimonios de muchos de mis amigos y conocidos y desgraciadamente pocos tienen un grado de comunicación que les permita disentir o dialogar con su pareja. Ya no digamos que cada uno tenga vida propia aparte de su pareja o que pueda disfrutar de sus hobbies sin remordimiento, celos o berrinches del otro.

¡Gracias a quien tengan que ser dadas! Aún cuando las gracias se las tuviera que dar a mi suegra por no educar un macho más, jaja.

2 comentarios:

Juan de Lobos dijo...

Lo más difícil es ser Hombre, con mayúsculas, eso se respeta siempre, pero creo que la suerte la tuvo él.
Besos y aullidos para ti.

Kix dijo...

Igualmente al igual que el Lobote, creo que la suerte la tienen ambos, pues tu eres una mujer harto valiosa mi querida Andy!