sábado, febrero 19, 2011

Tengo que confesarlo: me cagan las peregrinaciones. Digo, cada quién es libre de profesar la creencia de su elección pero ¿por qué joder a los demás con mi fanatismo? Yo jamás he obligado a mis vecinos a soplarse un concierto de Queen a volumen altísimo y con el subwoofer sólo porque son mi delirio. Igual que me cagan las peregrinaciones, me cagan los cohetes. Aparte de ser molestos (porque claro, la fiesta empieza desde la madrugada) me parecen una tonta manera de quemar el dinero (literal) y un peligro para las personas….. Bueno, creo que lo que me molesta en sí es que la gente se atarugue en nombre de la religión porque también me choca que toquen a mi puerta un sábado a las 8 de la mañana para quererme vender su versión personal de un Dios que manejan como de mucho amor pero que si uno lee el librito ése resulta que es vengativo, egoista y ojeis con sus hijos. ¡Y ni mencionar a sus hijas! A ellas sí las trata con el mismo valor de un animalito.

El caso es que parece que las peregrinaciones pierden su efecto si los fulanitos ésos se van en fila india o por la banqueta. Dios, la virgencita o el santo de su preferencia les piden de manera enfática que circulen en bola por los carriles centrales de las vías dónde más estorben. Y creo que también les pide que dejen sus trabajos, familias y obligaciones por una semana al año, ¿verdad? Porque tardan varios días en ir y venir y encima, se deben recuperar.

Son bien curiosos los pedidos de los santificados: cuando no les piden que hagan fiestones en los que se gasten lo que no tienen y beban hasta embrutecerse, les piden hacer esfuerzos y sacrificios que alguien que te ama ciertamente no te pediría porque no querría verte sufrir de tal modo. Pero el amor de ésos seres es raro, me cae. Quieren mucho a los pobres y éstos en retorno más a pesar de todas sus peticiones simplemente no progresan. ¿Por qué será?

En fin, no me hagan mucho caso. Estoy sólo divagando sobre lo extraño que me parecen algunas religiones, que por cierto, tienen a la gente sumida en la alegre ignorancia. Bien decía Marx que “las religiones son el opio de los pueblos” y eso que no soy comunista.

‘Ora sí, ¡vengan las piedras!

2 comentarios:

Gerardo Sifuentes dijo...

Mi peor experiencia con peregrinaciones ocurrió, por supuesto, un 12 de diciembre: a mi prima se le ocurrió casarse en ese día, así que viajamos en coche hasta Tampico...desde entonces me cagan...pero los peores son aquellos que 'peregrinan' entre semana, ¿acaso no trabajan?...saludos...

AndreaLP dijo...

Pues a mi no me han tocado peregrinaciones en fin de semana, eh. La gran mayoria son entre semana. 500 anios y no hemos evolucionado.