jueves, octubre 15, 2009

Días de perros... y callejeros, que es lo peor.

Claro, porque hay gran diferencia entre la vida de un perro Condechi, que no tiene más preocupación que recordar dónde escondió el hueso pues tiene alimento, resguardo y apapacho seguro, mientras otro que sobrevive buscando algo que le caiga en la pancita y que de la gente sólo recibe patadas y cubetadas de agua.




Bueno, pues en resumidas cuentas, me ha ido como a perro callejero en éstos días. Primero, me llevé el susto de mi vida porque a un pendejín se le ocurrió pasarse un alto. No me imaginaba eso que dicen que "te pasa la película completa de tu vida en un segundo" ¡pero sí! Y es muy fuerte. Lo primero que me vino a la mente es qué haría mi esposo sólo con los niños y otro montón de tonteras irrelevantes. Afortunadamente reaccioné rápido, el tipo traía buenos frenos y me aventé un salto como de 3 metros porque venía a no menos de 80 km/h en una curva y quedó a escasos 2 metros de mí. Ya después de las mentadas que requería el caso regresé a la oficina y me tranquilicé. No me iba a durar mucho.


Al día siguiente, no me reciben al enano en la guardería porque tenía temperatura. Me vine con él a la oficina e hicimos tiempo esperando que la pediatra nos recibiera. ¡Lo bueno es que no está el jefe! Obviamente no trabajé y el bebé se sentía mal. Finalmente la pediatra nos dice que es influenza, le receta reposo en casa y su montoncito de medicamentos. Me quedo cuidándolo algunos días hasta que mejora y me contagia. Clásico. El ya mejor, yo peor entre montones de pañuelos con mocos míos y mocos de él.

Inicié esta semana ya con otro ánimo, aunque enferma. Y en la mañana del lunes nos dieron la noticia de que nuestro ex-jefe andaba en las últimas debido al cáncer con el que estuvo luchando por meses. Verlo tan frágil y devastado me dolió hasta el alma y me recordó a mi abuelo. Falleció el martes y en eso anduvimos hasta el miércoles.
Hoy ya es otro día y me tengo que renovar. El fin de semana es de celebración y dejaré todo esto atrás. Besos a todos.

5 comentarios:

Juan de Lobos dijo...

Hasta el peor día de tu vida sólo dura 24 horas.
Aunque a veces parece que se alaaaaaarga.
Sabes que te quiero y me da gusto saber de ti Andy, Me da gusto saber que estás mejor y que pronto podremos volver a vernos. Mis mejores deseos.

Anónimo dijo...

si, a veces pasa así.. ya ve uno lo duro, sino lo tupido, pero esperemos que los días que siguen te pinten mejor....

que disfrutes el finde..

saludos

Estoica dijo...

Hola Andy!!!!

Hace un buen que no te comentaba por acà, pero siempre miro lo que escribes y me gusta mucho, te mando un abrazo, ojala te recuperes prontito, cuidense.
...Por cierto nos vemos el 7 en el Lounge!!! :D

Jo dijo...

Andrea después del susto y tanto moco (por el velorio, por lo de tu niño) espero ya estés relaz relax listapara disfrutar el fin.

digo, que más da

yo no vivo en la condechi y no me pregunto la vida de los perros de ahi sino de la gene que creo que cada vez que acudo por ahi los veo solo beber café, comprar el periodico y pasear a su perro


toooodo el dia
ahi ni quién te atropelle con prisas


ja


besos

AndreaLP dijo...

Lobito: Cuando son días malos parecen de 72 horas!

Fille: Gracias por los buenos deseos.

Edith: Sí, nos vemos allá... pero no el 7. Ya se pospuso :-(

Jolie: También tengo la duda, ¿de qué vivirán ésos que se la pasan entre cafés y galerías??