Maquetos |
miércoles, agosto 29, 2012
¡Te extraño tanto!
miércoles, febrero 15, 2012
Accidentes en Boulevard Aeropuerto de Toluca.
jueves, enero 12, 2012
Mi historia de terror con el Buró de Crédito
lunes, junio 13, 2011
Mujeres vs hombres.
A los hombres los igualamos con animalitos que actuán por mero instinto pues se asume que una mujer vestida de manera provocativa ¡a fuerza tiene que ser violentada! Pues claro, "¡si ellas se lo buscan, ¿cómo se visten así?!" dirán muchos. Yo he caminado en la calle en pants o con unos jeans guangos y con falda larga y ni así te salvas de ser objeto de vulgaridades. ¿Los hombres entonces quedan reducidos a animales irracionales por no poder controlar sus instintos básicos? No lo creo. Sin embargo, lo asumimos y lo aceptamos.
Existe también ése dicho de "Mujer al volante, peligro constante" por la fama de las mujeres de manejar mal. Y no niego que en el sexo femenino eso del pensamiento espacial no se nos da. Pero como hay mujeres que manejan mal, existen también hombres que no saben ni para qué sirven ésas lucecitas llamadas direccionales o que ni por error le han dado una leída al reglamento de tránsito y no, cuando nos topamos con éstos entes no nos oirán decir: "¡¡Hombre tenía que ser!!".
Los hombres tampoco tienen ésa cualidad tan femenina de ser multifuncional: podemos darle la mamila al bebé mientras supervisamos que el hermano mayor coma y al mismo tiempo recogemos la cocina y hablamos por teléfono con la comadre. O atendemos a un cliente en la línea mientras respondemos un correo electrónico.
Reconozcámoslo: Hombres y mujeres somos muy distintos y la igualdad entre sexos es un argumento desgastado que se nos quedó desde la liberación femenina. No somos iguales, ni lo seremos nunca y ningún sexo es mejor o peor; simplemente ¡somos diferentes!
jueves, junio 09, 2011
La insoportable falsedad del ser.
miércoles, mayo 04, 2011
Sobre la congruencia.
No pretendo tampoco que cuando emito una opinión el mundo entero tenga que estar de acuerdo conmigo porque las cosas no funcionan así. ¿Se imaginan si todos estuviéramos de acuerdo y pensáramos igual? La verdad el mundo (y la existencia) serían aburridísimos. Se nos acabarían los temas de conversación y ésas noches sentados discutiendo argumentos frente a una taza de café.
En mi defensa puedo decir que intento ser congruente entre lo que digo y lo que hago aunque para algunos parecerá ilógico. Ya me lo reclamarán cuando muera.
jueves, marzo 31, 2011
Historia real de discriminación contra la mujer.
Fue reconocida como una de las mejores estudiantes de su generación, obteniendo mención honorífica y varios reconocimientos por las actividades extracurriculares que realizó a lo largo de su carrera. Se sentía segura de que el mundo profesional la recibiría con los brazos abiertos al graduarse. Tenía la juventud y el talento para triunfar.
En la primera entrevista de trabajo se enfrentó con que la realidad era muy diferente. Envío su currículo a una reconocida empresa regiomontana, para participar en el proyecto del diseño de un parque de diversiones. Se emocionó cuando supo que su entrevistador sería uno de los dueños; eso parecía una buena señal.
Al llegar, el hombre se comportó con frialdad y después de preguntarle acerca de su promedio escolar, sus experiencias laborales y demás datos le dijo:
-¿Sabías que las mujeres, sobre todo las recién graduadas, son muy inestables?
Luisa se sorprendió por esa pregunta totalmente inesperada y no supo realmente qué contestar.
-No- dijo, totalmente contrariada.
-Pues sí, en realidad las mujeres no toman en serio el trabajo- agregó el hombre, mientras se acomodaba la corbata- sólo piensan en casarse y cuando al final lo logran te dejan el puesto así como si nada.
-Que una mujer quiera formar una familia no significa que no le importe su trabajo. Se pueden hacer ambas cosas- defendió Luisa, ya bastante indignada.
-Por eso yo prefiero contratar hombres- expresó el accionista, como si no hubiera escuchado lo que la joven había dicho- ellos sí son leales y responsables. Sobre todo si son padres de familia, se comprometen totalmente con el trabajo. Por cierto ¿tienes novio?
¿Qué se supone que debo contestar?, pensó Luisa. Lo dudó un momento y finalmente, dijo con firmeza.
-Sí y también tengo una preparación universitaria, el reconocimiento de mis maestros y muchas ganas de trabajar.
Luisa se armó del todo el valor que tenía y agregó:
-Agradezco mucho su tiempo, pero ya no estoy interesada en la vacante, con su permiso- y salió disparada de la oficina.
¿Hizo bien?
Cuando les contó a sus amigas lo que había pasado, hubo varias opiniones. Su mejor amiga la apoyó totalmente. ¿Para qué quieres trabajar en un lugar en el que el dueño piensa eso de las mujeres?, le decía. Mejor que te lo ahorraste. Pero otra amiga, le confesó, un tanto entristecida:
-Es que así es, Luisa. Todavía hay mucho machismo en el campo profesional. No hay de otra más que aguantarse y aprender a tolerarlos. Porque si sigues poniéndote así ¿dónde vas a conseguir trabajo?
Fue entonces que Karla, la más joven de sus amigas, le dijo:
-Deberías demandarlo.
-Ni al caso- dijeron las otras.
-Claro que sí- insistió la primera- la discriminación contra la mujer está penada por la ley. Nos protege la constitución, derechos humanos y un montón de organizaciones no gubernamentales que se especializan en la defensa de los derechos de la mujer.
-Pero, ¿para qué, si no hacen nada?
-Las que no hacemos nada somos nosotras- señaló Luisa. Mientras sigamos aguantándonos este tipo de cosas, los hombres y el mundo no va a cambiar. Es lo mismo que sucede con las mujeres que son maltratadas por sus esposos y novios: se callan, se aguantan.
Segura de sí misma, fuerte y decidida, Luisa concluyó:
-El valiente vive hasta que el cobarde quiere, y nosotras, ya no somos cobardes.
¿Cuántas se animan a denunciar?
martes, marzo 15, 2011
The new me.
Resulta que en la oficina a alguien se le ocurrió que si visitábamos ciertas páginas dejábamos de ser productivos y bloquearon los accesos de tal suerte que ya no podemos ni checar el correo personal. Ya no digamos visitar redes sociales o hacer búsquedas específicas porque tampoco hay mucha chance pues la gran mayoría de las páginas aparecerán bloqueadas.
Mal signo porque a pesar de nuestras escapadas informáticas, creo que todos cumplíamos en tiempo y forma con nuestras obligaciones laborales (y si no, ¿pues qué necesidad de mantener zánganos? La puerta mide 2.10 x 1.20, ¡caben de cucú y de frente!) y el acceso a ciertas páginas era un entretenimiento "plus". Al menos yo lo usaba cuando sentía que la cabeza me estallaba y luego regresaba a mis actividades habituales.
En fin, no sé porqué aún hay gente que cree firmemente en que las "horas nalga" que se hacen en la oficina tienen algún beneficio... ¡Y me compraré un smartphone para estar conectada todo el tiempo! Yo no fui, ellos me obligaron.
sábado, febrero 19, 2011
El caso es que parece que las peregrinaciones pierden su efecto si los fulanitos ésos se van en fila india o por la banqueta. Dios, la virgencita o el santo de su preferencia les piden de manera enfática que circulen en bola por los carriles centrales de las vías dónde más estorben. Y creo que también les pide que dejen sus trabajos, familias y obligaciones por una semana al año, ¿verdad? Porque tardan varios días en ir y venir y encima, se deben recuperar.
Son bien curiosos los pedidos de los santificados: cuando no les piden que hagan fiestones en los que se gasten lo que no tienen y beban hasta embrutecerse, les piden hacer esfuerzos y sacrificios que alguien que te ama ciertamente no te pediría porque no querría verte sufrir de tal modo. Pero el amor de ésos seres es raro, me cae. Quieren mucho a los pobres y éstos en retorno más a pesar de todas sus peticiones simplemente no progresan. ¿Por qué será?
En fin, no me hagan mucho caso. Estoy sólo divagando sobre lo extraño que me parecen algunas religiones, que por cierto, tienen a la gente sumida en la alegre ignorancia. Bien decía Marx que “las religiones son el opio de los pueblos” y eso que no soy comunista.
‘Ora sí, ¡vengan las piedras!
viernes, febrero 11, 2011
Más felices, menos quejosos.
En la vida todos tenemos dos opciones: O tratamos de pasarla bien y sorteamos las dificultades o nos hacemos las cosas más difíciles con una mala actitud. Yo prefiero la primera opción, por salud mental.
No niego que me quejo, y a veces de cosas por las que no debería, pero tiendo más a dar gracias por las múltiples bendiciones con las que vivo. ¿Cómo cuáles? Por principio de cuentas mi familia tiene salud, alimento, techo y cariño. Mis hijos no padecen alguna discapacidad y aunque a veces desearía que dieran menos lata me alegra ver que no paran. Primera y gran bendición.
Otra palomita en mi existencia es mi pareja: Si bien no es perfecto (¿Y quién sí?) me complementa en muchísimos sentidos, me apoya, me soporta, me divierte y se sumerge continuamente en mis múltiples locuras y aventuras. Si no estuviera a mi lado honestamente no sé qué sería de mi vida pues cuando él apareció me dio la calma y estabilidad que necesitaba. Han sido 12 años de subidas y bajadas pero más cuesta arriba que cuesta abajo y eso no tengo cómo agradecérselo… bueno, sí, pero eso es privado. ;-p
La otra cosa que agradezco es mi familia en general: loca como una cabra pero amorosa y siempre dispuesta.
Esto no es una invitación a no quejarse ni pretende ser un mensaje motivador, simplemente es un llamado para que disfrutes de lo mucho bueno que tienes en tu vida sin importar que haya tropiezos. Estos son un pretexto para levantarnos con más bríos.